Me entristece saber que, después que me haya ido, el sábado seguirá existiendo como si no hubiese pasado nada. Me duele entender que posiblemente será el día favorito de alguien, y que ya no estaré para disfrutarlo. ¿Por qué, cuando muera, el sábado no muere conmigo? ¿Por qué tiene que pertenecer a otro que no sea a mí? Solo quiero que el sábado muera conmigo, y que un día desconocido y ya para mí completamente indiferente tome su lugar…
Victor Diaz Goris
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