domingo, 3 de marzo de 2019
EL EMBRUJO DE ESTA VIEJA CIUDAD RONDEÑA
-He vuelto-
después de algunos años, he vuelto con mi compañera;
a patear las calles de esta bella ciudad romana y mora,
las calles antiguas bastante solas no se si sería por la hora.
Sólo estaba este viejo viento que tan bien
conozco desde niño, caracoleó un poco con mi cabello
y luego se pasó a la cintura de mi adorada compañera
y se quedó delante de nosotros parado y alegre;
pienso que sería porque me tenía a su alcance...
de nuevo para cebarse con mi escasa cabellera.
De los viejos amigos no estaban ninguno de momento,
estarían a aquella hora haciendo la siesta del rondeño...
o dejando constancia de su quehacer en su lucha diaria;
ya desde luego, poco quedará de aquella panda
de bullangueros muchachos de mi tiempo.
Se habrán casado y formarán parte de la manada
de los enganchados: -como solían decir ellos-
y estarán en la ardua tarea buscando el sustento...
Yo sigo con mi caminata, mostrándole a mi compañera
el embrujo de sus rincones típicos, sus calles
romanas o, morunas de este bello pueblo.
Esta vieja ciudad donde vi la luz primera,
cuna de artistas, bandoleros, toreros y escritores;
fue el lugar que eligieron para mí, mis progenitores...
RAFAEL CHACÓN MARTEL
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