lunes, 4 de marzo de 2019
CONFESIÓN DE UN PASTOR DE ESTRELLAS
Aún tengo el mal gusto en la boca
En mi cara una cara de dinamita casi
Explota. Casi llora. Casi se desmorona.
Siento el olor de la tierra y del olvido, como
si me lo tiraran con rabia.
Siento el dolor de la tierra y del olvido, como
si me lo tiraran con rabia
a la cara detrás de la cara
La maldición del arquetipo.
Un balazo directo al corazón del dolor.
Palpitando detrás de mis ojos, abajo de los océanos quietos.
Huérfana del viento, vida jamás mordida por la vida
Virginidad existencial orbitando entre la basura cósmica
Pateando planetas como si fueran botellas vacías
Vagando por la tarde interminable de un día que jamás
empezó,
Espero tranquilo mi turno de nacer y ser
de nuevo
Volver a buscar
A todos los que amé antes
pero que ya no recuerdo
Solo sé que saltaré
de un ojo a otro
Hasta salir
del pasillo
blanco
y mudo.
Romperé la cárcel
del cuerpo. Y del mal
gusto de mi boca huiré
Pero volveré de nuevo, rico
en flores y mares robados. Volveré
A sembrar y cultivar tiempo. Volveré
A sentarme en mi roca para cuidar las noches
De los lobos imaginarios que escribo cuando estoy loco.
Volveré al silencio, diálogo de mi ser con el poema. Volveré
a repetir mi destino cósmico, volveré a ser un humilde pastor de estrellas.
Franco Barbato
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