domingo, 3 de marzo de 2019
A TU SER
Endurecidamente pobladas de sudores, retumbantes las venas desde las uñas rotas, constelan los espacios de andamios y clamores, relámpagos y gotas...
Miguel Hernandez, poema: Las manos.
Ese pastor postrado a todo sol
que llama a sus ovejas andariegas
llevándose el silbato mudo y viejo
al labio ya cansado...
Denostado ser de ardiente melodía
que canta entre las zarzas del camino
su pena y su victoria, e ignora la maldad
de los extraños que viven entre sombras...
Aquellas manos temblorosas, ya resecas,
por la inclemencia del tiempo transcurrido;
esos ojos sin luz que los alumbre;
ese pecho dormido y palpitante...
Esa gota en el ojo trashumante
que se ha quedado a vivir en amarguras;
ese río que vierte en la mejilla
sin poder retenerlo las pestañas...
Es el hombre de los campos y las mieses,
de los árboles henchidos de mil flores,
de la perpetua nieve y del desaire,
de la grave soledad y de los vientos...
Lo llaman pobre ser y se entretienen
en jugar con su astral melancolía;
¡oh ser de eterna y fiel sabiduría!
no saben que los cielos te sostienen.
Carmen Azparren Caballero
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