miércoles, 6 de febrero de 2019
FOTOGRAFÍA
Se me vino el horizontal de la tarde
sobre los hombros.
Detrás de todos, sigue el búho
sin cerrar los ojos.
No recuerdo la fecha exacta,
nos tendimos la mano y le rezamos
a la coincidencia de permanecer juntos
para siempre.
El horizontal de la tarde se trasluce
en la pared de viento
y el búho sigue despierto,
nos contempla diáfanos en el tiempo.
El abuelo se marchó y su ausencia
sigue doliendo.
Pero lo tengo, de algún modo está conmigo
para mediar mi sufrimiento
y ellos los vivos, los de la foto,
podría describirlos desde el fondo de mis ojos,
diría que sonríen cuando en realidad
lloran por dentro,
no ayer, en la tarde del búho, ¡No!
lloran ahora,
se salieron de la tarde perpetua
de ese instante
y no regresan a la imagen gastada
en la que he llorado todos los días.
Me gusta ver el suéter de mi abuela,
amarillo y reluciente, con sus manos delgadas
al vilo de la nostalgia,
sus labios me ríen y si bien, no me pronuncian,
sé que me besaron y ese beso
lo envidia el búho de la tarde.
Porque es horizontal el llanto,
horizontal la sombra y el dolor
bajo mis plantas.
Norma Perez Jimenez -México-
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