jueves, 3 de enero de 2019

YA CASI LLEGA LA NOCHE


Ya casi llegaba la noche,
ya casi oscurecía la tarde
el sol retrasaba su ida,
como queriendo propiciar, alargando el momento,
para que los amantes concurrieran a su encuentro.
pero, ni las garzas blancas ni las morenas aparecieron,
ni el turpial ni el cardenal su trino de amor cantaron,
ningunas mariposas revolotearon,
uyyy, es que en la ciudad
los bosques son de cemento,
el progreso huele a humo y a pavimento,
los ríos y quebradas, aguas negras contaminadas,
la torre y el obelisco no se mecen con el viento,
ni cantan las vidrieras al tono de la brisa,
igual diera que fuera invierno y primavera,
no dan nido ni posada a los amores del jilguero,
por tales, más y tantos, cuando me acosan sus espantos,
corro, vuelo hacia las montañas,
donde la espesa bruma es del río la espuma,
las cascadas, el ruidoso y copioso aguacero,
cada rama de árbol del camino,
es abierta puerta y ventana, casa del peregrino,
donde cada ser vivo exhibe su ritual y misa,
donde el risco y la cima son repisa y cornisa,
donde el brillante y cómplice lucero,
alumbra el paso al amante que va o regresa,
donde cada serenata es desgañitar de grillos,
croar de sapos y ranas,
estrepitoso es el canto del trueno y la centella,
y alborotador el de las guacharacas,
el edificio es el aromático eucalipto,
el rumboso y generoso cedro y pino,
y el obelisco, la alta y esbelta palma de cera o real.
casas de insectos y aves,
migratorias o constantes habitantes,
y donde el campesino es generoso y solidario vecino.

Angel Ignacio Chacón Aquino 

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