lunes, 28 de enero de 2019
VISIÓN BINOCULAR
Visión Binocular, una muestra absoluta del relato corto
Edith Pearlman representa una escritura que emana sutileza y sencillez observadora de exquisito estilo literario, siendo hasta hace poco tiempo una desconocida para el grueso de los lectores.
Cuando se vive en una sociedad tan sucia y alienadora, tan presuntuosa y cínica empecinada en su mentira, todo ciudadano lúcido y sensible se siente obligado a de protegerse con el filo de la navaja a modo de autodefensa, para que la sensibilidad propia no sea hipotecada por el pienso doctrinal y alienador de cada día. Siendo la lectura el muro de resistencia frente al barbarismo de lo mediocre y la imbecilidad, Y hoy me corresponde comentar la joya literaria de la exquisita octogenaria escritora estadounidense Edith Pearlman, Visión binocular, con sus pequeñas historias del transcurrir de la vida sencilla, editado por Anagrama en versión española de Amada Diéguez Rodríguez con prólogo de Ann Patchett.
Lo sorprendente de tan exquisita escritora poseída de una sutileza y sencillez asombrosa resulta ser la forma de atrapar al lector sensible. Toda ella en su obra representa la curiosa visión de su larga vida literaria, pues no mucho tiempo atrás, hasta hace poco tiempo, era una desconocida para el grueso de los lectores. Hoy, a sus ochenta y dos años ha escrito unos doscientos cincuenta cuentos que fueron viendo la luz en revistas hasta convertirse en varios libros publicados a partir de 1996 en pequeñas editoriales. Con la aparición de Visión binocular, antología con treinta y cuatro de sus mejores piezas consiguió darse a conocer en Estados Unidos y Europa, recibiendo al fin una larga y justa lista de premios, entre los que destaca el prestigioso National Book Criticas Circle Award. Hasta el justo impacto de su capacidad narrativa la lleva a ser comparada como una rica heredera del maestro del cuento Anton Chejov.
Y cogidos de la mano de su sencilla y acariciadora prosa, el lector se adentra en la magia narrativa de lo cotidiano con su primer cuento titulado Dirección Centro, un viaje en metro de una familia compuesta por padre y madre y dos niñas, Sophie avispada criatura de unos siete años y Lily su hermanita de dos años que padece el síndrome de Down. Cuento en el que la ternura se derrama. Con día de temor el protagonista se considera el último judío de una maldita tierra en un país de engaños, emigrante de añoranza con nostalgia de desterrado poseído de vivencias lejanas. Vaquita es otro de los cuentos en el que queda marcado el origen judío de la protagonista. Una ministra de educación en el día anterior a su caída política, recuerda cuando joven logra allá en Polonia, salvar su vida escondida durante un año en un establo junto a una vaquita, mientras su padre muere en el campo de trabajo y la madre que logra salvarse. Toyfolk es la delicia de un baile de muñecas envuelto en la vida de los personajes reales, Fergus, el vendedor de periódicos que habla idiomas, una pareja y el amor en su museo de muñecas. Siempre la derramada sencillez de los protagonistas suspendidos en la nostalgia el tiempo vivido allá en sus orígenes de pueblos viejos que afloran constantemente.
“Buena parte de los relatos aquí reunidos están situados en Estados Unidos, pero los hay también ambientados en Latinoamérica y el viejo continente”, motivado por el éxodo judío tras el Holocausto, como refleja el cuento sobre un grupo de judíos alemanes que en 1947 esperan papeles para emigrar, o ese otro en El conjunto de la obra ofrece situaciones de peculiar rasgo de variada y subjetiva existencias de sorprendentes pequeñas historias embriagadoras.
El autor del prólogo Ann Patchett señala que «Tienes entre manos, lector, una joya, un libro que podrías llevarte a una isla desierta sabiendo que, cada vez que llegases a la última página, podrías volver a empezar.»
FRANCISCO VÉLEZ NIETO
Publicado en mundiario
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