El hombre es libre cuando sueña,
cuando hace de la poesía parte de su humanidad.
Cuando llora, cuando ríe, cuando canta,
cuando usa su pasión para amar.
Soñar con ella, con su ingenuidad,
con su voz, su dulzura, con sus labios.
Besarla, saboreando el néctar de su piel,
suavemente pero a la vez con fuerza.
Rodear su cuerpo como un tornado,
cubrirla como un mar en calma.
hablarle como silbido del viento.
Atar mis sentidos,
en el lugar más profundo de mi razonamiento.
Dirijo mi vista a sus ojos que me invitan a entrar
porque ella tiene la llave.
Donde ella baila como una musa,
moviendo su cuerpo sensualmente
y la música nos envuelve
como un perfume embriagador
¡Tu nombre es mujer!
Dhoffmann Daniel Bascuñan Hoffmann
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