¡Qué ocultará un ser tan prolijo!
¿Acaso ese incruento veneno
del que si bebo, mi cabeza lleno
de locas fantasías que no elijo?
Eres motivo de feliz regocijo,
que me tiene contando sereno
todo cuanto acaparas de bueno,
de placeres a los que das cobijo:
¡Eliges irte y, fiel, me voy contigo!
¡De quedarte!,… solo contigo quedo,
que huérfano de amor te persigo.
Como gloria que solo anhelar puedo
eres dicha que al soñarte consigo:
¡Vida mía!, que por la propia cedo.
Dueña eres de mis suspiros presos,
y refugio donde guarecen ilesos
corazón y vida de quien apresas:
¡Sediento!,… muero de sed por tus besos
para cautivo vivir si me besas.
Paco Aguilar i Espada-
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