domingo, 2 de diciembre de 2018

EL CABALLO


Yo tengo adentro un caballo
de incierta doma;
a veces suave y, a veces,
a veces loca.

Caballo manso, caballo,
caballo potro;
a mí me habita un caballo
que yo no monto.

Yo soy el agua que bebe,
su sed es de otro;
la carga ajena la aguanta,
conmigo es cojo.

Conmigo es cojo, si quiere,
y mudo y sordo;
un día condescendiente,
arisco el otro.

A mí me habita un caballo
que se desboca;
mis venas urgen galopes
de sangre a gotas.

A gotas tristes, a veces,
alegres otras;
que no se cansa la sangre
de ser tan roja.

Caballos todos son nubes
y algunos viento;
el mío llena un espacio
de crin y pelo.

Caballo tengo y es mío,
por él soy pienso;
mi sangre toda, mi sangre
lo lleva inmerso.

Caballo blanco, caballo,
caballo negro;
mordisco, coz y patada,
relincho y beso.

Yo tengo adentro un caballo
de mala monta,
que a veces corre y, a veces,
a veces trota.

Del libro Vientos de soledad de Mariano Estrada

No hay comentarios:

Publicar un comentario