Eras la lluvia fresca
en una soleada
tarde de otoño
tus brazos eran
la canción de cuna
que me arrullaba
Cuantas veces me extasié
en el cristal de tu espejo
un día quise sumergirme
en la quietud de ese
inmenso y silencioso lago
Pudiste ser el camino
por donde pude transitar
solo fuiste la gran sombra
de una nube, cubriéndome
¿Acaso fui, la expectativa
de lo que un día idealizaste?
ahora solo eres las letras,
de los versos, que yo escribo...
Mirna del Carmen Orellana Romero -Honduras-
No hay comentarios:
Publicar un comentario