Poesía del alma, la que grita
de júbilo, al tener un sentimiento
con firme himno presencial, pues sustento
la musa con pasión, sin fin, que invita.
Idilio sano cuando el ser medita
con ganas de llevarte por el viento;
aunque suenen tambores de tormento,
doy abrigo con sol por esta cita.
Abono flores con arenas muertas
y perfumo las pesadillas vivas
en madrugadas con la luna negra.
Del tiempo triste, tú, jamás me privas
cuando vienes a verme y me despiertas,
ronroneas y la razón me alegra.
María Sirena Matí Mar -ESPAÑA-
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