Funesta historia, además de lúgubre,
oscura soledad, espectro del silencio,
sucia, asqueada, me colma la mugre,
mortal mi alma como tu coraje, necio.
Refuto desprecio, el dolor me acecha,
los días oscuros ya tienen que acabar,
rezas al amor, el corazón me estrecha,
no sé odiar, como mi alma sabré amar.
No puedo olvidarme como apareciste tú,
Con solo tu mirada tierna, me enamoré,
el cabello oscuro bien cuidado tu virtud,
en mi sueño contigo de tierno, desperté.
Al recordarte como sueño te pude amar,
al roce de tu mano tu amor me apasionó,
y tus ojos de ternuras eran olas del coral,
tus ojos y tu boca entonces me enamoró.
José Rafael Díaz -Puerto Rico-
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