viernes, 30 de noviembre de 2018
DE LA PESADILLA AL SISMO
Amparadas por el manto luctuoso de la noche, tres brujas tomando sus escobas se hicieron a la mar estelar. Rasgaron los negros cúmulos dejándolos en jirones y con estridentes voces y risas hicieron que el mismo cielo, cubriéndose los oídos, temblara ensordecido de pavor. El aire norte imperaba en este puerto, y con su vendaval y sus lúgubres gemidos obligó a despertarme.
La noche seguía aún sumergida en tinieblas. Volví a cerrar los ojos y regresé a ese túnel oscuro que nos conduce a los más dulces sueños y, también, a las más horrendas pesadillas. Fue entonces que, dentro de mis sueños, visualicé a las tres brujas, ellas rodearon mi cama, sonrieron con desusada ternura y con caricias toscas me arrullaron, con gran fuerza, encima de ella. Era tan vigoroso el “arrullo” que me despertó en medio de una cinetosis. En ese momento dejé de soñar, me di cuenta que toda la recámara temblaba, la puerta de la misma crujió con gran fuerza y sobre la cochera se disparó la alarma del carro. Temblaba, temblaba y con gran preocupación me percaté que había un temblor de tierra.
Antonio Francisco Rodríguez Alvarado -México-
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