sábado, 3 de noviembre de 2018

CALAVERITAS DE LA SOCIEDAD


Estaba la parca sentada en lo alto de un viejo balcón, indecisa miraba a la gente intentando llamar su atención.

Rascaba su calva cabeza pensando que fue que pasó, a nadie impacta su presencia pero ahí está Gonzalo Falcón.
A éste yo si me lo cargo me gusta para talonear, un par de mezcales al buche y a darle al fandango nomás.

Siguió la catrina en busca de huesitos para saborear, en eso aparece un regio distraído en su caminar.
Abraham le pusieron por nombre, Méndez para completar, aquí mis amores complazco por mí no va a quedar.
El regio brincó con espanto y presto se echó a correr, con ésta me mato todito agarraderas le hay que poner.

Enjundia sintió la garbancera al verse privada de amor, en eso le viene a la mente un tío cachondo según escuchó.
Giancarlo se llama el bendito y cuentan que es de gran corazón, prodiga pasiones abiertas cual si fuese un enorme mesón.

Internacional la parca se volvió mirando allende altamar, José Luis Rubio Zarzuela se estaba haciendo notar.
Cambiando su acento la maja le dijo al inquieto barbón "hacedme un huequito en tu casa o la mía te llevo ya hoy "

Más volviendo al México añorado topose con rubias muy superior, Josy y Chivis brindaron al compás de una vieja canción.

Ya la noche terminaba y cansada de tanto taconear, los zapatos harto le apretaban ¡ay los juanetes no van a aguantar!
Mirando que el alba se acercaba en sus huecos una estrella brillo, Estrellita por nombre llevaba y con ella presta marchó.

La garbancera le llamó su creador en tiempos de revolución y al paso de algunos años aparece un viejo panzón.
Rivera era su apellido Diego el nombre del pintor La Catrina le puso por nombre y con ese la inmortalizó.

Y ya con ésta se despide la autora de esta narración se arremanga las faldas y en friega graciosa huida le hace al cajón.

María Villicaña 

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