domingo, 4 de noviembre de 2018

APACIBLES FRONTERAS


Que todo quede
empozado triste
en el resto simple
de la tinaja quebrada.

Dejen ya las súplicas
para cuando el trigo
a colorida mueca esté
convertido en hostia.

Si queda algo de dolor
que retorne el patíbulo
donde la misma agonía casi
incompleto está, su nombre.

Deja la horizontalidad
que nivele los caprichos
ellos saben bien cuándo
el viento deja de soplar.

Es cierta la congoja, más
cuando a medio cauce
rodando, rodando la piedra
pierde sus aristas de origen.

Mañana cuando el arenal
asole el yermo andar
sigan, las alas agónicas
cruzando fronteras ajenas.

Orlando Ordóñez Santos

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