Y tenía una presa en los ojos que no la
dejaba llorar, lloró todo su pasado y sus
lágrimas siguieron el rumbo de su vida,
ya nada la detenía para ser feliz y libre.
Ya podía vencer la muerte de su alma
y nacer de esa muerte el alma dulce
que desde un principio tenía, por fin
regó su alma para albergar el amor.
Uziel Cota Torres.
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