martes, 4 de septiembre de 2018
Y MIS PIES ME HICIERON VOLAR
Es inexplicable. Mis pies hoy no parece que arrastraran como siempre a mi cansado cuerpo, ni mis manos tiemblan ahora como suelen hacerlo; mis ojos distinguen en el horizonte los más lejanos objetos, y mi arrugada piel adquiere la lozanía de la seda con algunas brusquedades del terciopelo.
Es inexplicable. Camino en ascenso sin respirar agotado y sin resoplar como el viento, y el helado frío se me pega como cálido aliento, y todo mi aliento se convierte en plácido sustento de un alma que hierve, sin duda de contento. Es inexplicable que vea estrellas entre las matinales nubes, y luceros entre la niebla del frente.
Es inexplicable que escuche canciones de mudos ángeles ausentes, y que yo cante algunas compuestas por mi corazón, cuando nunca tuve la inspiración ni la voz para hacerlo. Tengo hoy la vitalidad de un toro real pero de hierro, tengo la fortaleza y la decisión de un hombre que se convierte en abuelo. Soy todo esto que digo, simplemente porque delante de mí va en su coche mi nieto:.., yo suavemente empujo con la enorme fuerza de la devoción, inundado de interminable contento.
Jorge Alberto Velásquez Peláez
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