lunes, 24 de septiembre de 2018
VIDA LEJANA.
Nunca se nos ocurrió salir a bailar.
Además, no te dije que odio las discotecas.
Yo siempre preferí cantar sobre tu pubis angelical,
y tus vaguadas tiernas.
Tampoco nos retratamos juntos,
salvo una vez, en el Paseo de las Aguas,
cuando a una emolientera le pediste
que nos atrapara en tu celular,
pero estoy casi seguro que esa foto ya no existe.
“Tendrás una larga vida”, vaticinaste, triste,
leyendo las indecisas líneas de mi palma.
Olvidaste señalar que no serías tú precisamente
quien compartiría la mitad de mi alma.
Porque esas tardes ebrias
amándonos al borde de la cornisa
soñando mañanas y una hija,
que habría de llamarse Úrsula,
bien pudieran ser un cruel invento
Pero el sexo era oloroso y cierto
y mi piel aún recuerda
aunque con los años pierda
la evocación libidinosa de tu aliento.
Josué Catasús.
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