Se convirtió en soldado
del ejército adecuado,
prefirió el de tierra
por si tenía que entrar en guerra.
Estaba en la estación
subido a su vagón
despidiéndose de su amada,
porque de la fecha de regreso
no sabía nada.
Lo observó el maquinista
e hizo una gorda su vista,
para que se despidieran con emoción
y se llevarán consigo
una buena sensación.
Partió a los cinco minutos
guardando él, su macuto.
cargado de ropa militar
con la que iba a trabajar
para defender a su nación
si se daba la ocasión.
Miraba hacia el cielo
en busca de ese consuelo,
que le dejaba sin su Amor,
de cuyo nombre, sé que es Flor
y guardando el aroma de su piel
que seguro, sabe a miel
o ese pequeño suspiro
que yo siempre admiro.
Ella, rompió a llorar
porque su Amor no iba a encontrar
al día siguiente
entre una multitud de gente,
y que siempre veía
y saltaba de alegría.
Después de diez años y cinco días
volvió por fin, la alegría
pues volvieron a reencontrarse
y un gran beso, darse.
Le presentó a un compañero de batallas
que si no fuese por él
su cuerpo estalla
ella le dio su gratificación
y diez días después
se unieron en comunión
realizando una gran boda,
que por entonces,
estaba de moda.
JAUME ALEGRE LASTERRA -Barcelona-
No hay comentarios:
Publicar un comentario