sábado, 1 de septiembre de 2018

OTOÑO / LA INMUTABILIDAD DE LA ESENCIA / EL LAGARTO ASOLEADO


OTOÑO

Las hojas de los árboles tardaron en caer ese otoño y, cuando lo hicieron, fue de golpe, en un día de viento huracanado. El suelo se cubrió de un manto cobrizo.
Ningún tejedor fue capaz de hacer nunca una alfombra tan hermosa

LA INMUTABILIDAD DE LA ESENCIA

La que antaño fuera sirena, añoraba el azul de sus viejos días, mientras tocaba las piernas que habían
sucedido a su cola de pez. Pero cada vez que se dejaba invadir por la nostalgia y las lágrimas anegaban sus ojos, ella las bebía con fruición, recordándole su única y reconfortante realidad: ella fue, era, y siempre sería, MAR

EL LAGARTO ASOLEADO

La curiosa lombriz de tierra, después de días de observación, preguntó al lagarto, lagartito, lagartijito, si no se cansaba nunca de tostarse al sol, aconsejándole que fuese precavido pues hacía calor y podía quedarse frito, fritito, frititijito. El lagarto, sonriente, respondió que no se preocupase por él. Estaba muy a gustito tostándose al sol y así lo querría más su lagarta, lagartita, lagartijita. Crujiente, crujientito, crujientijito.

Del libro Prismas de MÓNICA RODRÍGUEZ JIMÉNEZ

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