lunes, 3 de septiembre de 2018
LAS NOSTALGIAS DEL ABUELO.
A veces la nostalgia nos abruma,
y llegan los recuerdos en tropel,
de sueños y de anhelos que sembrara,
en surcos de esperanzas del ayer.
Sembrados de trigales de armonía,
semillas de generosidad a manos llenas,
ungidas con óleos de amor, sin pedir nada,
y así, satisfecho las vi crecer allí en la estancia.
Hoy, contemplo esos frutos a distancia,
percibo sus aromas de ambrosía,
mis manos ya callosas y arrugadas,
enjugan de esos ojos hoy sus aguas.
Me abruma en lontananza esas memorias,
Tantos desvelos,
que hicieron germinar paz en las almas,
el dulce fruto de la unidad libó mi boca,
que habida deguste y sació mi alma.
Dichoso el labrador que se levanta,
al surco, muy temprano en la mañana,
llevando en su zurrón, fértil semilla,
de esfuerzo y sacrificio a su labranza.
Miro el cielo y la tarde ya se marcha,
a lo lejos el sol, se está ocultando,
los años han arado mis espaldas,
y la noche me llama diciendo:
ven, descansa.
Me arropa la nostalgia allí en mi cama,
el sueño me sorprende, el día se marcha,
el candil de mi vida ya se apaga,
y solo los recuerdos... me acompañan.
José Rueda Ardila -Colombia-
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