sábado, 4 de agosto de 2018
UN DÍA EN MI ANDAR
Un día en mi andar... fui a buscar el amor, la suerte, la paz y mi destino hasta el más elevado risco de la montaña... y en la parte más alta, donde se veía coronado, como de rey, entre muchas nubes, con corona de punzantes picos sobre sus brillantes canas, como el amo de las latitudes y los tiempos, también que pendían de su cuello, adornando, largas guirnaldas de alegres colores, de verdes hojas, de amarillas flores, y ya a mis afanes y preguntas, me respondió cada vez, con ecos, decía con su voz, como de viejo sabio, unas veces en susurro, como de céfiro y brisa, otras veces tronando, como de retumbante y resonador huracán: "Nada tengo que sea tuyo, nada guardo que te pertenezca, mi alma es de volador viento, de piedra dura mi cuerpo, me nutro del sol y la lluvia del firmamento... ah, tu alma, está dentro de tu cuerpo, amor tendrás tanto como siembres, cuides y compartas, felicidad, tendrás tanta en tu risa como en tu calma y alegrías te darán sabidurías y conocimientos y... tu forma, de tu propia mano y pensamiento será tu obra... y se hizo un prolongado silencio, bajaron densas nubes y se arropó con ellas... ya no vi más que el camino de mi regreso, se me hizo ahora más corto, ya menos empinado y escabroso, a mi casa y a los míos, a donde pertenezco, a los que me debo, con las manos frías y vacías, ¡ah!, pero con el alma, el corazón y mi morral repletos de sueños, ganas y empeños...¡todo dentro de mí lo tengo!, un corazón que ama, el alma que sueña y mi cuerpo que será el santuario, la gracia y la obra de mis acciones y mis pensamientos.
Angel Ignacio Chacón Aquino
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