Te evades
en cápsulas que se expanden
por el espacio sideral,
en la península inesperada
de los cruciales ruegos.
Te evades
y te marchas por desconocidas carreteras,
olvidando los reflejos del estío,
musitando el clamor de los interrogantes.
Te evades
y me niego al olvido de tu piel,
a la resonancia de tus poemas
que habitan mi arcón,
con ofrendas inolvidables.
Te evades
y me condenas
a amarte eternamente.
ZAIDA JUÁREZ -ARGENTINA-
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