Luna de plata que
de sangre te cubrieron las
penas.
Olvida tus pesadumbres.
Tus noches dormidas
y, aquellas envidias con las que te
condenan.
Al otro lado de la esfera
durante lustros, tu amante te
espera.
Luna de plata, tierna y serena.
¿Quieres jugar conmigo
al escondite por la alameda?
Envolveré tu cintura de suaves
sedas.
Hasta ti llegarán el revoloteo
de mil libélulas que
con viento, nieve o lluvia el momento
pasean.
Luna de sangre que de plata quedas.
De nuevo te reflejas en la mar
con tu imagen de princesa.
Ya se escuchan de nuevo
el ir y venir de sirenas que, al alba…
mariposean.
Juana Campos Cortés.
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