PASEANDO CON LA CRIATURA

Los monstruos
no tienen el monopolio
sobre el privilegio
de la inocencia.
El dolor,
tampoco es exclusiva suya.

Los monstruos,
tan confundidos,
tan perdidos,
tan tristes,
no pueden alegar desconocimiento
de la belleza,
del amor,
del corazón humanos,
pero,
despojados de esperanza,
lloran sin consuelo,
esperando, esperando, esperando
-como sus humanos creadores-
a la respuesta
de ¿quién es el “monstruo”:
el creador o la criatura?

Raúl Sánchez Alegría