sábado, 25 de agosto de 2018
LA CONTRADICCIÓN
I
Me digo, me contradigo
y me vuelvo a desdecir.
No ceso de transgredir
lo afirmado. ¡Es un castigo!
Soy amigo y enemigo
del proceso de pensar
denso que tiene lugar,
con eléctricas pulsiones,
en todas las decisiones
que siempre debo tomar.
II
Cuando casi me convenzo
de que estoy en la verdad,
siento la necesidad
de rediseñar el lienzo,
pero después me avergüenzo.
Así voy dando traspiés
al derecho y al revés
con esta duda metódica.
que ataca cual espasmódica
anémona. ¡Cuánto estrés!
III
Soy un mártir de mi mente,
un tirano, un verdugo.
Me desjugo y me conjugo
fraile de capilla ardiente.
Pecador y penitente
me pueblan las musarañas
el cerebro. ¡Qué migrañas,
qué jaquecas, qué dolores
de cabeza! Gladiadores
se disputan mis entrañas.
IV
Como Sísifo azorado
por el brutal seboruco,
me destripo, me machuco,
camino de lado a lado
de un tablero complicado.
¡Qué cruel intriga, qué guerra
me lanza vencido a tierra!
Mi pensamiento es un mono
inquieto. Cambia de tono,
pero nuevamente yerra.
V
Cualquiera pensar podría
que estoy loco. ¿Quién se salva
de lucubraciones? Calva
tengo la testa. Aporía
de Zenón es la bravía
paradoja que sacude
al raciocinio. No pude
quizás explicarme bien.
Estoy estudiando Zen.
¿Saben de alguien que me ayude?
Jorge García de la Fe
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