La lluvia me detiene, hasta que decido mojarme
Sumido en mi tiempo y en el mar de lo que aspiro,
disfruto el tropezar de las gotas en mi osadía
Noto que es compartida, por varios desconocidos,
la opción de remojar el alma sin miedo al refrío
Suena el agua al correr en declive hacia el río
Afanoso es el ruido,
menguante es el ocaso,
menguante como el tiempo que asevera que existo
para no ser después
entre cinco sentidos
Ya empapada la vida y la corbata calada
me quitó la chaveta de tanta cordura
y dejó que mi risa se alegre salpicando
la tensa sobriedad
de los desconocidos,
De esos que han optado
por desconocer
que mi paso es empíreo
Guillermo Sánchez
No hay comentarios:
Publicar un comentario