viernes, 3 de agosto de 2018

BUSCANDO UNA SOMBRA PARA COBIJAR MI SOLEDAD


Como ayer, no has de parar a nadie,
viejo caminante de la madrugada;
mirarás el espejismo y te mirarás a ti mismo,
y te encontrarás solo y aislado en el desierto
de la desbandada.

En la desierta noche, no encontrarás apoyo,
ni siquiera en el viento que dispersará
de tu pajarera los malos pensamientos
que te rondan por tu sesera;
al pasar frente a un lugar como éste
que por obligación lo habitan ciertos elementos...

Lejos quedaron los valles, lejos quedaron
ya los ríos que una vez saciaron tu sed...
sed de justicia, pan y paz;
no habrá ruidos, quizás algunas sombras
que alteren la paz y el sosiego de la madrugada.

Solo tú frente a este espejo donde
no puedan mirarse estas conciencias
que aquí habitan, porque no se encuentran
demasiado limpias para la revista...

Volverás atrás otra vez sobre tus pasos
como vuelven a su alero las humildes golondrinas;
dejando detrás el aire descompuesto
que circula en este lugar,
no busques más, extraño caminante,
ciegos deben quedar  mis ojos, ciega mi memoria,
yo, como tú, busqué una sombra para cobijar mi soledad...

RAFAEL CHACÓN MARTEL

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