Que la pared sea el abstracto abismo, donde caigas sin temor.
Que la rectitud de ella, contraste con las curvas de tu anatomía.
Que su quietud se pierda con las vibraciones de tus deseos.
Que su sequedad, sea empañada con el sudor de tu ansiedad.
Que su verticalidad, venza la ley de gravedad, de nuestro posible prematuro horizontal cansancio.
Que lo frío de su superficie, aplaque en algo, la hoguera que provoque la pasión de tu entrega.
Que su desnudez, sea la prenda justa, que te vista de amante perfecta.
Que su mezquina soledad, sea cómplice de nuestros generosos encuentros.
Que su vida expuesta, sea la tumba de nuestros secretos.
ERNESTO ESCOBAR MOREIRA -ECUADOR-
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