Cautivado desando la vida cotidiana.
Apreciando las vivencias
del hoy y del mañana.
Comprendiendo el por qué
de la tierra y el agua.
De la planta que brota
floreciendo en mi alma.
Embelesado extraigo
la miel de tus labios.
Y mis sentimientos
son buenos y sabios.
Hechizados encuentran
el universo en tus manos.
Y proclaman al unísono
¡cuánto te amo!
Dios en su Gracia todo me ha dado.
Lo real y lo mágico. El amor esperado.
Nobleza y pasión
de un hombre enamorado.
Los secretos de la noche
cada día quiero darte.
Y porque me haces feliz
en la vida cada instante.
... ¡Me sobran motivos para amarte!
Eduardo N. Romero -Argentina-
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