Me acaricias el alma con tus labios.
Son flores que exhalo cuando hablo.
La poesía del amor sintoniza mis
vuelos.
Y silencios de música armonizan mis sueños.
Duendes y hadas muestran un cielo.
Que desnuda mi cuerpo de prejuicios
y desvelos.
Atrapo la magia de la creación y sus
misterios.
Mientras me besan los ojos ángeles
blancos y negros.
Hay paz y el corazón repleto de
felicidad.
La luna sonríe estrellas de bondad.
La vida brilla en total intensidad.
Me abraza la noche romántica toda.
Suavemente sus labios enamorados
me tocan.
Y me duermo con tu nombre
besándome la boca.
Eduardo N. Romero -Argentina-
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