ANÍDAME

Anídame en el cielo de tus ojos,
quiero descansar en el huerto
de tu verdad, respirar el perfume
de tus anhelos, en quietud
enamorarme de tus secretos,
sentir la brisa de tu ayer, pegado
al viento de tu piel, bajo la sombra
clara de tus labios, desearlos
como agua en verano.

Anídame en la pradera de tus brazos,
no presumo valor soy débil en tu regazo,
cual hoja volando en el aire de tus
suspiros quedo preso de tus manos,
amárrame en la libertad de tu cuerpo,
estruja los miedos con el calor de tus
latidos, hazme volar al paraíso
de tus sentidos, y como tus
palabras, derríbame con el poder
de aquel beso perdido.

Anídame en el río de tus labios,
arrástrame al océano de tus
deleites, mójame con la pasión
de besos ausentes, acúsame
de olvido y condéname al delirio,
derrite las dudas con el filo
de un te amo y quede congelado,
desnúdame con ternura
y vísteme con tu locura,
llévame al estero de tus
encantos donde siempre
será nuestro encuentro.

Anídame en tu alma,
mi hogar perfecto de calma,
donde la distancia pierde... y el amor gana.
Anídame en tu alma,
donde reina el amor
y el silencio grita cuánto se ama.

Luis Emilio Tigüilá Robles -Guatemala-