Yo no preciso recrear un mito
para fingir que tengo biografía,
algo que ponga fin a la apatía
flemática norteña. Necesito
más bien saber que ahora, en este
instante, estoy viviendo en paz conmigo.
Soy yerba de una isla, no soy trigo
continental, y llevo un aire agreste.
Yo vengo de la palma y la yagruma,
del grito, del pregón, la carcajada.
Soy hijo de una raza vapuleada
por olas que fornican con la espuma.
¡Me traje todo el sol para esta bruma
y nunca dejaré de ser cascada!
Jorge García de la Fe
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