lunes, 25 de junio de 2018
TODOS LOS DÍAS
La besé en el ojal de sus labios
y supe que nunca la habian besado
tal como su boca pedía,
la besé en toda su agonía,
la besé con ardor destemplado
y fui casi todo lo que la perdía.
No pude ocupar su espacio
ni ser el sueño que tanto había soñado
fui sólo el bálsamo que la alivia
que la liberaba, para tornar cautiva,
fui el veneno y también el pecado,
un amor dado con malicia
para contaminar su pasado
y el resto de su vida.
La ofrecí una libertad que no tenía
sin siquiera poder levantar la vista,
enamorado..., y a la vez avergonzado,
aunque debería pagar por mis actos,
aunque sé que no la merecía,
aunque la quiera tanto...,
porque, en verdad, la quería.
Nunca esperé ese encuentro,
siempre dudando de mis deseos
¿cómo iba a saber que existía?,
cuando el amor, ya dolía
urgando en mis pensamientos
tras una vida vacía...,
ahora..., hecho de menos sus celos
todos..., todos los días.
Luis Maria Saiz Laso
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