miércoles, 27 de junio de 2018
FILTROS DE UN CARÍSIMO VALOR
El cotorro – es el lugar donde se hace el Amor, non-santo,
y no se reclama rostro a los espejos.
Sencillo es engañar y a la vez cantar: – ¡No conocía el Amor
y aprendí a delirar!
Oh, si, si, ¡qué de amores espléndidos! ¿Cuándo me volverá
a invitar?
Llegado el Marido del empleo, se abraza a ella, temblorosa.
Descarga sobre el hombro blando, la testa colmada en trabajo
y sin sabor. Mas no rezuma ese cuerpo de Mujer, el salobre del
sudor, es almizcle – filtros de un carísimo valor.
No hay aroma conocible en él y no sabe que su mundo
va al revés.
Oh, y ella bien se disculpó diciendo: – ¡Es la yerba-buena con la
mejorana la albahaca la siempreviva y arábigas esencias!
En tonos delirantes, fundida en la solemnidad y quietud de un
brillante cielo, en la perspectiva de ser de verdad amada.
¿Y el marido? No es la obra de arte pulida en sus delicadas
manos.
Sí fue su primer beso y poción que en embriaguez la
hizo viajar desnuda a las estrellas, mas hoy lo ve, sólo miel que
empalaga.
Del libro En las cartas que leía la Bruja de OMÍLCAR CRUZ RESTREPO
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