Cuando te encuentras frente del espejo, con el pelo suelto,
libre como Artemisa o Hestia.
Toma la ropa, con delicadeza, te pones la blusa de jazmines, pantalón de brisa, zapatos de aire.
Deja todo a un lado. Con tu pelo a la deriva,
apoyada contra un perfil de rosa pálida.
Los olores, entre mi cintura y los Ángeles desnudos;
como esas caricias que se desploman solas en los dedos
del amado.
Me calzo mis zapatos y mi voz, me pongo mi corazón
de piedra en flor, para qué en un momento; alguien venga.
Y me llame.
Ato mi corazón de piedra a una flor.
Estoy sola, muy sola, entre mi cintura y mi
vestido, sola entre mi voz entera.
Tintinean las golondrinas, al silencio del Arcángel
como un celeste animal bifonte.
Y bajo más porque ahora estoy bajando.
Agónica al tacto del minero.
Y bajo más.
A las inmediaciones del aire.
Bajo.
Desciendo mucho más.
Ato mi corazón de piedra en flor.
Me recibieron unánimes los árboles,
como cuando eligieron a la primera
alondra del año.
Bajo, desciendo, tiemblo.
Detrás de una golondrina.
Ahora me propones ser desnudo de
mariposa y estoy como las rosas,
desordenando mi pelo al aire...
Bajo.
Desciendo como un animal que tiembla,
como un jirón de viento.
Mi vestido nuevo que va a hundirse,
en la luz del arrebato, como un
ciervo con los ojos cerrados.
Bajo.
Desciendo como un animal que tiembla.
Con los ojos cerrados con los pezones al aire.
Los dos senos llenos de escarcha.
Porque estoy bajando al fondo de mi pequeñez.
A la raíz complicada de mi sombra.
Estoy sola,
muy sola.
Entre mi cintura y mi vestido.
Sola entre mi pelo a la deriva,
con remeros azules. Ángeles menudos.
Y bajo más a las inmediaciones del aire.
Donde mi amor tiene el pecho frondoso,
lleno raíces, donde tus sienes plateadas,
me desnudan, sin regazo ni termino.
Bajo, desciendo, tiemblo.
Detrás de una golondrina.
Estoy sola.
Che-Bazan -España-
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