domingo, 1 de abril de 2018
EL VIAJE
Compartimos habitación
en el mismo tren,
y vi paisajes,
de los que no se ven.
Los comentaba contigo,
mientras sujetabas tu abrigo,
pues, incluso con calefacción
en ti noté la sensación,
de que pasabas frío,
al igual que tu crío.
El tren era antiguo,
era algo ambiguo,
pero funcionaba a la perfección,
incluso en aceleración.
Reposaba tu hijo cansado,
pues el trote para él, era demasiado,
pero luego mostraría una sonrisa,
al ver a su tía Luisa,
alguien a quien el quería con locura,
y donde se mostraba su ternura.
Nos contamos confidencias,
gratas experiencias,
alguna que otra desgracia,
en que nos consolamos,
y no le dimos importancia.
Preguntaste por mi esposa,
una fiel y encantadora Rosa,
la que perdí en un día tormentoso,
acabando, sólo y desdeñoso,
pero que tuve que alzarme,
y no desmoronarme,
pues alzaba unos chavales,
en una tierra de Gales,
y triste no me debían de ver,
para que ellos no fueran a recaer.
Emprendí este viaje en solitario,
cogiendo la ropa de mi armario,
lanzándome a la aventura
para no caer en la locura,
y a otra dama conocer,
para hacerla mí esposa,
a ser posible, de buen ver,
siendo muy hermosa,
pero no era un requisito indispensable,
pues las prefería, sanas, amables,
antes que tener un sucio corazón
que me llevasen a la perdición
te encontré a ti,
me vi a mí
y ahora no se que hacer, sin ti.
JAUME ALEGRE LASTERRA -Barcelona-
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