Cansancio de estar vivo, de morir
a cada instante de dolor y gozo.
Cansancio de volver por agua al pozo,
de la caída al procurar subir.
Cansancio de intentar y desistir,
de ver cómo me apago trozo a trozo,
de contemplar en mí tanto destrozo
y no poderme el cuerpo ya zurcir.
Cansancio de mi yo, de mi alter ego,
de tantos antagónicos sinónimos,
Cansancio de mis grises heterónimos,
de tantos años de desasosiego.
¡Cansancio de este cielo, de este infierno,
de que me obligue Dios a ser eterno!
Jorge García de la Fe
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