viernes, 20 de abril de 2018
A VECES
A veces no sé quien soy,
No sé si soy el reflejo de lo que los demás esperan ver o les dejo ver lo que desean ser.
Hay ocasiones en que no sé si la vestimenta que cada manaña uso es mía o es un hábito el ponérmela cada día, será que así me siento mejor o será que haciendo sentir bien a los demás me siento más en paz.
Porque es costumbre ya en mí tratar de dar aliento al que necesita un respiro, ánimo al que se siente agobiado, mi tiempo al que desea ser escuchado y mis brazos al que abrazos está ocupando.
Sé que en ocasiones la impresión que se forjan de mí es porque lo busco yo así pero también sé que no les interesa saber si hay más de lo que a simple vista se ve porque están ocupados en ser y no en hacer.
Camaleón soy en ocasiones porque puedo ser quien ocupa que sea ignoro ya si es por dar gusto a los demás o porque es mi gusto el darme a los demás o por costumbre de dar a los demás
Estando a solas no sé si mi verdadero yo surge, ése que llora en silencio, ése que sueña despierto, ése que vacío se siente por dentro, que no tiene unos brazos que le den cobijo, que no tiene un oído que escuche su lamento, que envidia y añora lo que nunca tuvo o quizá sí pero solo un momento, que no tiene un alguien que le de su tiempo sin sacar sus propios detrimentos, o ese que canta a voz en cuello, que baila por los rincones de las habitaciones y que platica hasta con las flores preguntándoles porqué no han surgido si la primavera ya ha venido.
¿Loca? Si puede que lo sea porque voy nadando contracorriente defendiendo mi individualidad pudiendo simplemente dejarme llevar.
¿Distraída? Sí, definitivamente porque es primero para mí la compañía que el saber si es a la izquierda o a la derecha donde tomar el tranvía o si era un camión en el que venía.
Melancólica, nostálgica, alegre, divertida...
soy eso y más pero ¿soy yo en realidad? O soy el maquillaje que uso para que vean los demás.
Soy de mí o soy de los demás, y los demás... ¿Son de mí? Lo ignoro, al igual que muchas otras cosas que desconozco aunque sí reconozco que pocos están dispuestos a dar sin esperar algo más porque pareciera un trueque la vida, porque que sé te obliga a ser y proceder con las normas establecidas y cuidado te saltes las trancas porque en la trasquilada no tendrás huida.
La ventaja de ser como soy es que tantas veces sin brincar esas trancas me han trasquilado que he aprendido el modo de acomodar el corazón para que en el dolor salga menos lastimado.
María Villicaña
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