Mi mundo sin café, sería monótono,
sin entusiasmo ni la dinámica diaria,
una vida sosa con poco positivismo,
luz fuliginosa sin ninguna exaltación.
La pesadez mental, sería dominante,
sin inspiración, colmada de insipidez,
la iluminación, imperada de sombra,
sin café, sin estimulación y sin brillo.
Hasta la belleza huiría infinitamente,
la melodía anidaría- descompasada,
el cielo debilitado de azulino- pálido.
La ciencia sería estática sin avance,
las artes desamparadas y disipadas,
un sorbito de café, ¡movería el orbe!
Julio César Portella Medina -Perú-
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