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Cada día es una gota de vida
que al pasar nos hace más viejos,
llenando nuestra mente de recuerdos
algunos alegres otros más tristes.
Cuando recorríamos
los campos vírgenes de la inocencia,
porque la vida parecía que era un juego,
sentíamos el respirar de la naturaleza
que nos hacía soñar.
Nada se detiene sólo lo que muere,
e incluso lo que muere
sirve para que algo crezca,
pasa el tiempo y parece que nunca ocurrió,
solo ocurrió que amamos
Y eso no lo borrará el tiempo.
Infinita es la historia
bajo sus dichas o sus penas
que encierra en sus espejos la memoria
porque la vida no es un juego
si no algo maravilloso
que se vive día a día.
Pasa la mañana con sus días
Y la noche con su penumbra,
no acaba el llanto, ni la alegría,
siguen las lluvias, crecen los campos,
saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.
Con el paso del tiempo
los años nos dejan cicatrices,
amores y desengaños
que un día nos hicieron infelices
pero también festejos de enseñanzas.
Los años no pasan en vano
con luchas arduas, de retos y ensueños,
porque la vida nos va madurando
como los buenos vinos que en copas brindamos
y la vida seguimos disfrutando.
Alberto Camargo (Colombia)
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