Hoy, un escalofrío helado, me resbaló
de la espina dorsal a la cintura.
Me pareció una serpiente premonitoria y oscura,
como una saeta fugaz y destructora.
Fue al oír la sentencia papal demoledora.
en la pantalla, su voz impasible aseguraba…
¡La paz en el mundo está perdida!
¡El terrorismo se extiende sin medida!
¡La guerra mundial está segura!
Un estallido de pavor secreto y mudo,
se deslizó por mi pulso acobardado.
Un castigo sobrehumano y descarnado
se grabó en mi garganta como un nudo.
Recordé la profecía tan anunciada.
Apocalipsis final…¡O Dios o nada!
ESPERANZA SANDOVAL SANTANDER
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