viernes, 2 de marzo de 2018
DESCORRO MI MEMORIA
Los últimos sueños
volaron lejos de mí...
Con ojos que el tiempo ha vaciado
Y el rostro de un día que las
pesadillas llenaron de agujeros...
En la noche que desmenuza los astros.
En las noches de hemorragias y rostros de burdel...
Un caso difícil:
Cuestionarios que nadie resuelve, con vapores en los párrafos.
Archivos innominiosos.
Callejuelas trasnochadas.
Gritos.
Policía.
Manchas de sangre seca.
Gente con pupilas inertes.
Unos ojos que se azogan.
Un cuerpo en una esquina con sueños envasados al vacío.
Sollozos de almas errantes.
Yo, ebria de tanto dolor
sosteniendo la soledad del muro del oeste.
Vasos donde bebí la vida
y ahora no quiero beber la muerte,
aunque mi mejilla la tenga tan junto a la suya,
y me esté apretando fuerte.
Junto a la ventana
alguien se llueve con llanto de nubes.
Otros vienen
persiguiendo los vientos de la quimera.
Alguien se acerca
por el camino de tinieblas,
y se bebe su llanto como un pañuelo negro.
Y a mí me duele como como una llaga.
Como muerto.
¡Huele a infierno!
Y todo esto mientras
las agujas del reloj caminan
lentas, encorvadas,
por las interminables horas
del delirio de esa noche.
¡Un ardiente relincho de
muerte me empodera!
Un rayo que
atraviesa los tiempos del olvido
rescata el hechizo
de las palabras:
Dignidad y libre
Y, estas palabras levantan los cielos.
Carmen Linares
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