En el génesis del invierno conocí tu partida.
Fue en el comienzo de los grandes viajes nocturnos
cuando las aves eran las portadoras del tiempo.
Entonces invoqué: tus promesas, tus besos,
los paseos en el parque bajo el sol de noviembre,
las largas travesías al fondo de la noche,
los retornos felices a los días de mi infancia.
A la hora del bosque robaba tu sonrisa
cuando los grandes árboles retaban las estrellas.
¿Recuerdas? Era el tiempo de nuestra adolescencia
y estábamos signados de inocentes presagios.
Ahora la distancia me consume en historias,
en cartas empolvadas de relatos antiguos
que suelo contemplar a solas con la noche
Antonio Pérez Carmona -Venezuela-
Publicado en la revista Espacio del poeta 87
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