sábado, 27 de enero de 2018
LA NOCHE
La noche dentada masculla su misterio,
calcina el destierro del relámpago y lo extingue.
No hay criatura que no atesore
su propia sombra y su extensión.
La noche tiene vestimenta de ficción,
de engaño. Se extravía
en la pena fúnebre de la hiedra.
El nido confuso, parlotea inquieto
y se contempla en la eternidad de los astros.
La noche es la ambigüedad solitaria,
de las horas desparpajadas
y los nudos de luz quebrándose
a destiempo. Noche fugaz
con su luna preñada,
y sus alas de cielo.
Su cuerpo tiene los rumores
del agua y el conjuro del viento.
En sus crines vuela el pensamiento
y estalla el abismo, que sacia la sed
de su rostro divino y su infierno.
¿Por qué la melancolía se reblandece
en el ojo que no concilia el sueño?
¿Y los fantasmas merodeando
la estampa del silencio?
¿Dónde están los fantasmas
que se apilan en la noche?
Norma Pérez Jiménez -México-
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