sábado, 27 de enero de 2018
CAMARADA.
Te importa tanto ganar,
y yo solo busco un poco de paz,
que mis ojos no miran a color,
que yo miro como ven los gatos,
que a veces me vuelvo bastante ciega,
que mi esperanza es en blanco y negro,
que hoy te doy la noticia
que te toca a ti pintarla de color.
Y tú que crees tener la razón,
la vida no es color de rosa, camarada
no me obligues a creer en tu verdad,
pues para mí no hay verdad que valga.
Yo no te obligo a que creas en mí
ni yo misma sé quién soy con certeza
a mis treinta y siete
y con pedazos repartidos,
que si no te gusto como soy
te digo sin pesar
y sin la más mínima pena
que ese no es mi problema.
La vida a mí me ha enseñado
a ser una funambulesca
y tú aún no has aprendido nada,
no sabes lo que es vivir
caminado de mi lado,
que si piensas que soy egoísta
porque amo sin restricciones mi caos,
es así, siempre he sido primero yo
y después todo lo demás
mandándolo a la chingada.
Que si me induces a que pasen las cosas
también te digo
que a la fuerza no pasa nada,
que mi sangre es caliente
y mis instintos me defienden,
que mis letras son guerra silenciada
y mi alma fue parida subversiva,
a ver si de una vez
te enteras
que ni comer es bueno por la mala.
Que esta noche escribo
esto por el puro placer de escribir
y porque me gusta hacerlo
desatar la polémica y causar espanto
pues que te voy a decir de mí
algo que ya no sepas.
MARISA METZTLI - EL SALVADOR-
Publicado en la revista Trinando 16
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