Alma hambrienta de mi amor,
no te quedes en silencio,
ven a mis brazos, dulzor,
como pétalo de flor
mientras va pasando el tiempo.
No reprimas el deseo
por sueños desatendidos,
aunque se note el jaleo
de instantes comprometidos
y parezcan de un sorteo.
Ven a mi vida, mi cielo
y libera tus demonios,
que en el aire en pleno vuelo
dejaremos testimonios
de las caricias que anhelo.
Libérate del mal sueño
frustrado con pesadillas,
pues sé de tu vida el dueño
quitándote esas astillas
por mi corazón risueño.
María Sirena Matri Mar -ESPAÑA-
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