Tuvimos los dos que andar
por muy distintos caminos
y lágrimas derramar,
sintiendo mi corazón
que lo invade un gran vacío
con esa separación.
Mas sé que tú me quisiste
igual que yo te adoré,
y al despedirte sufriste…
Por eso aunque el cruel azar
ahora así nos separa
siempre te voy a esperar;
porque las aguas del río
a su cauce han de volver,
y serás de nuevo mío.
Del libro Clamor y Calma de
Adelina Corea
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