Sus ojos le duelen, mas no de dolor,
las lágrimas salen cargadas de desesperación.
Pues ella confiada, creyó , y sin malicia
su mano brindó.
No hay palabras que expliquen lo que
ahora siente, la traición le golpeó, y en
sorpresa y desaliento su alma quedó.
Cesire Alegría -México-
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